jueves, 11 de febrero de 2010

A todo trapo

Apreciado en el extranjero y cada vez más conocido en el país, el diseño textil se encuentra en plena expansión. A días del Bafweek 2010 -el encuentro de la moda en La Rural-, esta tendencia supone nuevas fuentes de trabajo y un número creciente de artistas de la tela.


Foto: Silvia Ladino

Por Nadia Brenda Salva para El Federal

La reencarnación de milenarias técnicas aborígenes, las mixturas de métodos europeos con precolombinos y el reciclado histórico de pequeños retazos de telas -mejor dicho, de trapitos que a simple vista no se les daría valor- han dado por resultado un refinado y elegante espectro cultural. Los pueblos originarios otorgaban un valor simbólico y utilitario a sus producciones textiles. Hoy, en pleno siglo XXI, donde reinan el plástico, los artículos descartables y sintéticos, las producciones textiles siguen siendo necesarias y valoradas. Las telas visten y abrigan, cubren la mesa, las ventanas, los pisos y más. Pero también, lo textil ha cobrado importancia en otro aspecto. Y se trata del arte. El arte que se construye, que nace en la Argentina y se demanda constantemente del exterior. Fuera de las fronteras del país existe una importante clientela anglosajona-europea, que consume producciones artísticas nacionales basadas en tela. Porque cada una de esas obras, para el comprador extranjero, es una joya pulida y representa la esencia de nuestros orígenes.

Argentina es un país de creadores. La próxima semana se realizará un nuevo Baf- week -los días 24, 25 y 26- en La Rural. Este encuentro reúne a las grandes marcas y a los nuevos diseñadores, quienes ya se han ganado un lugar importante en este evento. Por eso, se explica que la mirada extranjera esté posada sobre estas tierras. Y también sobre cada producto o materia que nace aquí. Este es el caso del arte textil, la cultura textil o la producción textil, que tiene un considerable prestigio en las principales capitales de la moda y el diseño. París, New York o Milán reconocen diseños Marca Argentina por el estilo propio que los caracteriza. Numerosos artistas y profesionales intentan definir cuál es el verdadero concepto del Made in Argentina, y mayoritariatnente lo describen con palabras como rebeldía, pasión, libertad y mezcla de etnias.

Más allá de los conceptos, parece que todos hablan de lo mismo: una gran producción con una enorme diversidad de objetos. Por eso esta industria ha crecido a pasos agigantados en los últimos años. Y es gracias a la visión que muchos jóvenes profesionales han tenido con respecto a la necesidad del uso de las telas y, por otro lado, con respecto a un importante crecimiento artístico.

Esta necesidad del uso cotidiano y la innovación cultural de la que muchos profesionales se atreven a transitar, han llevado a que el mercado de la industria textil, últimamente, se haya expandido de tal forma que el estudiante que antes ingresaba a la carrera de Diseño de Indumentaria, ahora lo hace directamente a la de Diseño Textil. La principal diferencia es que el diseño de indumentaria se basa en la creación de prendas de ropa y colecciones de moda, mientras que el diseño textil se concentra en la creación de la tela y la producción de texturas y colores. Esta última carrera posee dos vertientes. Una consiste exclusivamente en el diseño y la producción de artículos utilitarios: los que tienen un uso o función en particular, como una cortina o una simple alfombra. La otra vertiente es la meramente cultural, que el público argentino comienza de a poco a reconocer.

Cualquiera sea la rama que elija, el profesional de la tela se encontrará con varias alternativas laborales y una gran demanda de sus servicios. La vocación, el amor al arte, el conocimiento y la perseverancia son ingredientes infalibles para un éxito asegurado. Esto lo demuestra la experiencia de dos grandes diseñadoras textiles que transitaron el camino de esta nueva profesión, cada vez con mayor crecimiento.

Herencia de la abuela. Carla Busularo tiene 35 años y es oriunda de la ciudad histórica de San Nicolás, donde trabajó como maestra jardinera. Pero hace doce años, decidió mudarse a Buenos Aires en busca de un sueño. Recuerda maravillada que, al cobrar su primer sueldo, lo gastó íntegramente en telas: su verdadera pasión, heredada de su abuela, a quien siempre vio rodeada de ovillos, agujas, dedales y trapos.

De ella heredó también varios vestidos y rescató telas que actualmente usa para sus trabajos. "Tengo su máquina de coser, retazos de terciopelo, encaje francés, cristales. Desde muy chica miraba las costureras, la ropa y todo ese ambiente me encantaba. Nunca imaginé que podía ser parte de eso", cuenta con admiración mientras pasa suavemente las yemas de sus dedos sobre un vestido que fabricó con enaguas que compró en San Telmo, revolviendo cosas usadas por dos pesos.

Porque de esto se trata el diseño que tanto caracteriza el estilo nacional: mezclar telas, texturas, cosas extrañas. Pero, sobre todo, crear reciclando con lo que a otros ya no les sirve.

Hoy, la diseñadora textil egresada de la Universidad de Buenos Aires, asesora de imagen corporativa, asistente de diseño y profesional de la alta costura ecológica, muestra con orgullo sus obras. ¡Y qué mejor manera que llevarlas encima! Busularo siempre amó las telas. Antes corría a comprarlas y hoy tiene el poder de crearlas. Hace más de diez años que trabaja de lo que quiere y está segura de que con esta joven carrera se vive tranquilamente. Pero a pesar de poseer un curriculum con excelentes marcas que han contratado sus servicios de diseño, quiere dejar de autodenominarse diseñadora textil, para convertirse en artista textil. "Hoy tenemos un país sú-per productor de telas. Tenemos una sociedad constructora de tela y uno empieza a crear otro tipo de cosas, la vincula a varios objetos. Los sentimientos del artista a veces se camuflan en obras utilitarias, pero yo busco incursionar en muchas cosas. Uno explora y comienza a ingresar donde más se siente identificado. Algunos diseñadores se tiran más por las telas, otros a los estampados, otros a las texturas, otros al arte textil. La idea es poder condimentar esa producción textil a muchos más campos", explica.

Busularo, como muchas mujeres emprendedoras, asegura que definitivamente el mundo de la tela está viviendo una expansión, debido a que cada vez son más las grandes empresas y las colecciones que demandan diseños a los profesionales independientes. Su trabajo, que consiste en la creación del diseño de telas, de sus obras y su asesoría a grandes empresas, tiene un costo que va desde los 2.000 hasta los 7.000 pesos.

Pop Art. Un caso muy cercano al de Carla Busularo es el de Silvia Ladino. Una mujer que se autodenomina, a sus 42 años, como artista textil. Algo que demostró con cada obra que presentó en varias exposiciones a lo largo de sus 10 años de carrera.

Ladino estudió en la Universidad de Buenos Aires, es mamá de dos adolescentes, diseñadora gráfica y las técnicas que aplica íntegramente en su trabajo las aprendió en el Museo José Hernández. Su vida, inmersa en retazos de trapos y reliquias textiles, comenzó cuando descubrió una gran conexión entre el arte precolombino y las técnicas de tejidos tan presentes en el norte de nuestro país. Y ella supo mezclar el toque nacional con el europeo.

"Lo que inicialmente fue precolombino, indígena, de la tierra y latinoamericano lo fui convirtiendo en otra cosa. Luego hubo un paso a lo que fue la técnica del Gobelino que es una técnica que viene de Francia y que la uní con lo rústico. Se empezaron a entremezclar los lenguajes, se fusionaron las técnicas indígenas con las francesas", explica Silvia.

La artista fue invitada a reiteradas exposiciones. Una de ellas fue la invitación a exponer su obra en Aeropuertos 2000. Presentó una colección de treinta obras producidas desde 1998 hasta el presente. Ladino cuenta con emoción que años antes, entre 2003 y 2005, la Agrupación Mexicana de Artistas Textiles seleccionaron una obra llamada "Tierras Rojas", la cual recorrió el mundo por dos años completos. "Al estar tanto tiempo una obra dando vueltas, a uno le da una cierta cosa ¡mira los lugares donde estuvo! Es muy fuerte saber que tu obra recorre el mundo." Consagrada como la dama del arte de la tela -como la llaman algunos de sus colegas-, Ladino parece no creer que su arte capte tanto la atención en el extranjero y que, en la Argentina, ya se comience a vislumbrar el reconocimiento de esa producción.

Distintos curadores han valuado las obras de la artista y los precios de sus obras oscilan entre los 800 y los 4-200 pesos. Y es justamente un mural de dos metros por setenta centímetros, una obra que está siendo expuesta en La Pampa, la valuada en esos 4.200 pesos que sólo por ahora es el techo. Es que que el arte textil demanda mucho tiempo: se trata de trabajos totalmente producidos a mano. Por caso, una obra de veinte centímetros por veinte centímetros lleva aproximadamente dos meses de producción.

Reciclado, palabra clave. Tanto Ladino como Busularo coinciden en que el trabajo que ellas producen debería quedarse en el país de origen y fomentar a que se generen recursos. Pero saben, con absoluta seguridad, que el cliente está afuera. Además, la palabra reciclado es clave en cada obra que comienzan a producir. "El reciclado está muy presente en mi trabajo, porque me genera mucha curiosidad. Tengo amigos que me traen cosas de los abuelos. Telitas, hilos, objetos...y pienso que es bárbaro. Porque esa persona nunca imaginó que sus retazos iban a convertirse en una obra artística. ¡Qué bueno es poner algo en valor que para el resto de la gente es insignificante! Me da curiosidad el paso de las generaciones anteriores", dice Silvia, con la alegría de saberse parte de una herencia milenaria y de, al mismo tiempo, estar construyendo el futuro de una profesión.

CON EL OJO EN LA EXPORTACION

El Centro de Investigación y Desarrollo Textil es una organización que tiene por objeto brindar apoyo tecnológico a la industria textil y de la indumentaria. Profesionales del área textil del INTl recorren las principales ferias internacionales de indumentaria y textiles para conocer las últimas novedades y definir lo que está pasando en el mundo. Con el objetivo de que las empresas nacionales estén sincronizadas con las internacionales y con otras tendencias, realizan cada año el evento "Por la calle", en el que identifican diseñadores de todo el país que tengan una propuesta diferente o innovadora.

Relevaron en los últimos dos años a más de 200 diseñadores con identidad y estilo propio. Otras de las funciones que cumple el Centro es el Mapa de Diseño Argentino. "Recorremos todo el país para poner en exhibición lo que pasa en la Argentina", sostiene la ingeniera textil Patricia Marino, quien dirige el sector de Investigación de Textiles del INTI.

Además, Marino asegura que la produccion industrial de tejido y con alto diseño posee una marcado círculo de clientes exclusivos. Por eso, advierte: es fundamental que el ojo esté puesto en la exportación.

"Hay un desarrollo muy importante de la materia prima y cada diseñador lo interviene poniéndole materiales no tradicionales, por ejemplo las variantes del plástico, metálicos agregados de objetos localizados, piedras y bordados. Por lo que vemos, sumado al auge de las carreras de diseño en el país, notamos que las empresas se han profesionalizado considerablemente. Además se vienen incorporando nuevos materiales.

Y esto es una tendencia en crecimiento. En esta industria notamos que ha crecido la inversión", concluye la ingeniera textil.

EL DISEÑO COMO SOLUCIÓN SOCIAL

Por Gabriela M. Mussuto. Lic. en Diseño Textil de la UADE. Master en gestión de diseño. Docente universitaria.

Los alumnos que eligen la carrera de Diseño Textil tienen una vocación muy fuerte por lo que es artístico, expresivo y un gusto especial por la moda y la ropa. Algunos vienen porque quieren cambiar la estructura de la moda. Estos diseñadores que aparecieron no la siguen, sino que armaron una especie de tendencia que empieza a ofrecer lo que la moda no ofrece. Ellos tienen la variedad y producen otras cosas que en lo común no existe. Uno cuando piensa en textil, sólo piensa en estampados y telas. Pero el textil abarca tapicería, todo lo que es empapelado de papel y hasta un diseñador textil puede diseñar azulejos.

Se trata de cuatros años intensivos de carrera, con doble titulación, que se les otorga en el lapso intermedio de la carrera. Un título de tecnicatura que les permite a los alumnos empezar a salir a buscar trabajo. Muchas veces, comienzan como pasantes o asistentes, y es algo que se solicita bastante en grandes empresas. En los últimos cinco años se ha notado un crecimiento en los inscriptos y en la oferta del mercado. Hay muchas universidades que fueron integrando la carrera a los planes de estudio, y hay muchos terciarios que tienen una formación técnica.

La carrera es un modo de explorar dónde el área de productos está ligada a un consumo específico, hay un enorme campo textil que está en crecimiento y además se demanda. Argentina tiene mucho potencial de creatividad y crecimiento en la gente y más posibilidades de exportación.

Nosotros en la UADE tenemos un área llamada Producto Especial, en la que nos abocamos al rol social que puede llegar a cumplir el diseñador. Lo importante es entender que el diseño no sólo se relaciona con la moda, sino también con soluciones a problemas sociales. Diseñamos prendas que faciliten el ingreso, de fácil manipulación para personas con capacidades distintas. Son trabajos que recién están apareciendo y son muy importantes. Sé que se está expandiendo el campo para el diseñador. Hizo una explosión, pero aún falta lo mejor.

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