martes, 20 de julio de 2010

La cadena textil tiene aún mucha tela para cortar

Esta actividad cerraría el año con una tasa de crecimiento de entre 20 y 25%. Se crearon 40.000 empleos con la suba del consumo.


Por Carlos Boyadjián
Fuente: Clarín

En lo que va del año, el sector textil e indumentaria ha recuperado el ritmo de crecimiento de 2008, luego de la caída del 20% que se registró el año pasado. La recuperación empezó en el cuarto trimestre de 2009 y, para este año, se proyecta una suba del 20 al 25%, mucho más que el 10% que estiman la mayoría de los sectores industriales.

Después de las automotrices y la metalmecánica, es el rubro que más dinamismo muestra.

Las ventas mejoran en todos los segmentos de la cadena de valor textil. Al amparo de un consumo vigoroso en el mercado interno, se multiplican los planes de inversión, y, en el último año, se generaron 40.000 nuevos empleos.

Esto fue gracias a las medidas aplicadas por la Secretaría de Industria en diciembre de 2008 (licencias no automáticas, valores criterio, normas antidumping), que beneficiaron a todo el sector y aún continúan vigentes.

"Antes de las licencias no automáticas, muchos fabricantes de indumentaria no sabían que ciertos productos podían conseguirlos en proveedores locales", recuerda Marco Meloni, propietario de las fábricas ITG, Filotex SRL e Italcolore, con las que participa en varios eslabones del negocio, desde máquinas y repuestos, hasta hilados, tejidos y tintorería.

PESO SOBRE PESO
Con una utilización de capacidad instalada superior al 80%, varios puntos más que la media de la industria en el país, los proyectos de inversión volvieron al escritorio de los empresarios textiles. Según datos de la Fundación Pro Tejer, en los primeros cinco meses del año, la inversión en bienes de capital, partes y accesorios para toda la cadena sumó US$71,8 millones, un 86% más que el mismo período de 2009.

Algunos proyectos en marcha son la reapertura de la planta de Dupont, que compró Guilford Argentina; la fábrica de hilados de algodón de TN&Platex en Catamarca para sumar 5.0000 toneladas anuales a su producción; una inversión de $30 millones de la brasileña Santista en Chaco; y los planes para aumentar la producción de Masissa (hilados y fibras de poliéster) y Textil Amesud (tejidos de punto), entre otros.

A esto hay que agregar los $200 millones en préstamos para pymes textiles a una tasa del 9,9% a 5 años, una línea que el Gobierno lanzó en junio, a través del Fondo de Financiamiento del Bicentenario.

Meloni destaca que "en 2008 estábamos en un 50% de capacidad instalada y hoy tenemos niveles del 75% o más, con margen para crecer". Confiesa que le gustaría llegar al 90% de capacidad pero reconoce el límite que impone la falta de crédito. "En los últimos años, el sector hizo fuertes inversiones pero, en su mayoría, con financiación de proveedores o con recursos propios", apunta.

Aldo Karagozian, CEO de TN&Platex, coincide. "En los últimos siete años hemos invertido siempre con capital propio, es decir, el sector está creciendo a lo que le da la caja", reconoce. Con pura lógica comercial, el joven empresario dice: "Si uno quisiera dar un salto en este sector, harían falta herramientas de crédito que hoy no hay y yo sólo puedo crecer si crecen mis clientes".

LUCES AMARILLAS
Un relevamiento de IES Consultores señala que, en los primeros cuatro meses del año, las importaciones del sector textil e indumentaria treparon a US$438 millones, un 16,6% más que en igual período de 2009. El dato contrasta con el 51,1% (en valores) que crecieron las exportaciones en ese lapso, pese a lo cual se mantiene un saldo negativo de la balanza comercial (-242,3 millones de dólares).

Desglosando las importaciones se ve una suba en fibras (19,9%), hilados (25,9%) y tejidos (41,4%), lo que refleja la mejora del nivel de actividad. Esto "responde a la recuperación del mercado interno, la recomposición de stocks de insumos textiles y cierto aflojamiento en las restricciones a las importaciones de materias primas y productos intermedios", destaca el informe.

Al respecto, Pedro Bergaglio, titular de la Fundación Pro Tejer, dice que "la inversión se precipita cuando hay mercado", y asegura no estar "en contra de las importaciones en sí mismas, pero no aceptamos las importaciones sustitutivas porque afectan la actividad local y el empleo".

Consultado sobre el impacto de la inflación y el dólar estancado, Bergaglio declara: "No alentamos una devaluación, hablamos de un tipo de cambio competitivo". Admite que el sector está perdiendo competitividad, aunque "un tipo de cambio más alto sería un desaliento para la importación, pero perjudicaría a toda la sociedad".

Karagozian, por su parte, rescata "la preservación del mercado interno y todo lo que la industria nacional puede abastecer"; no obstante, sostiene que "el problema es que la productividad no le puede ganar a una inflación que está en un 20% anual en dólares".

Pese a ello, el empresario no pierde el optimismo. "Si hay un gobierno que decide defender a su industria y el empleo, nuestra responsabilidad como empresarios es invertir, y es lo que el sector textil está haciendo", remata.

Las críticas que las trabas a las importaciones levantan en otros sectores de la economía no se escuchan entre los textiles. Diego Pérez Santisteban, presidente de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), sostuvo que "algunos importadores del sector textil son fabricantes que importan insumos, pero hay que decir que el textil no es un sector de importación pura. En todo caso, el importador asume el riesgo que puede tener hoy la importación, en función de un negocio que es más amplio, como es la producción".

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