lunes, 30 de noviembre de 2009

Visiones: qué se va a usar el verano 10/11

La industria ya conoce las tendencias que se verán en la calle dentro de un año. Como anticipo: la moda que mostraron las pasarelas del próximo verano en el hemisferio norte.


Por María Fernanda Mainelli para Revista C (Crítica)

Las marcas y las empresas textiles argentinas ya tienen toda la información de lo que se usará en el verano 2010/2011 en el norte y preparan, por estos días, las nuevas colecciones.

En el seminario de tendencias Visiones, que dictan las diseñadoras y especialistas en moda, Soledad Offenhender y Verónica Alfie, las firmas del sector tomaron nota de lo que se viene para dentro de, exactamente, un año.

Pero además, el brasileño radicado en Nueva York Jorge Grimberg, responsable para Latinoamérica de Style Sight, un laboratorio de tendencias que asesora vía online a más de mil empresas —entre ellas Nike, Adidas, Abercrombie, Target y Victoria’ s Secret, entre otras—, dialogó con C para explicar cómo hizo la industria de la moda del Brasil para posicionarse en el mundo y cómo sobrevivieron las grandes etiquetas de lujo a la crisis mundial.

Según las especialistas de Visiones, las marcas locales deberán, en el corto plazo, sumar diseño para seguir subsistiendo en el mercado. En pocas palabras: el consumidor estará cada vez menos dispuesto —porque está informado— a comprar un vestido caro que es una copia exacta del que venden, por ejemplo, las grandes tiendas como H&M, Zara o TopShop, a menos de la mitad del precio.

Por otro lado, los diseñadores más exclusivos deberán encontrar la forma de llegar a un público más amplio.

Sobre este punto, Offenhender disparó un concepto que enojará a varios: "El diseño no puede ser más un proyecto narcisista de una sola persona". Para que se entienda: los nombres del llamado diseño de autor tendrán que salirse del foco de la escena y conectarse con la industria. "En la Argentina no hay relación entre el diseño y la industria y la industria no trabaja con diseño", explicó.

El diseño en el mundo, ya no es sólo sinónimo de creatividad y estética diferenciada sino procesos creativos y comerciales rentables y que ofrecen soluciones factibles a los compradores. Louis Vuitton, por ejemplo, acaba de inaugurar en Francia la nueva tienda temporaria Underground, ubicada en un depósito, con el que reformula la idea del lujo.

Lanvin presentó Acne Jeans, su nueva línea económica, acomodándose a la tendencia mundial que indica que un denim no puede valer más 100 dólares. Hace una semana, H&M sacó al mercado una nueva colección de zapatos a muy buen precio, junto con la exclusiva etiqueta Jimmy Choo. Y otro hecho comercial insoslayable e impensado en el mercado local es que dos firmas que compiten como Adidas y Diesel fusionaron sus equipos de diseño para sacar una nueva colección.

Con estas nuevas formas de pensar la industria como base, las investigaciones de Visiones, aportaron datos de cuatro nuevas tendencias que vienen de las grandes capitales de la moda y llegarán a la Argentina el próximo verano:

* New Normal: representa un estilo que comulga con la post crisis económica mundial, en la que menos significa más modestia y en la que el lujo pasa por la elección de materias primas sofisticadas pero bien aprovechadas, para abaratar los costos. Esta línea incluye conceptos como lo clásico, lo perdurable, un minimalismo para nada rígido sino más bien sensible, simpleza y prudencia al vestir. Y se prioriza el confort. Se podrá apreciar en prendas de talles holgados, en jeans utilizados como pret a porter que no parecen denim pero lo son (como se vio en la pasarela de Stella MacCartney), vestidos como los clásicos Burberry, pantalones amplios de algodones, trajes masculinos en colores claros, bermudas urbanas de buena moldería, polleras angostas y vestidos simples y femeninos que se acercan a los años 50’ con caída y movimiento. Todo en colores neutros y pasteles: rosado, celeste, durazno, lila, azul. El accesorio destacado serán los cinturones, porque todas las prendas marcarán la cintura.

* Street Warrior: se trata de un sport wear mucho más glamoroso de lo que se estaba viendo en las pasarelas y las tiendas, con detalles de color, confección y contornos flexibles. Una especie de look futurista pero nada rígido. Esta línea cumple funciones utilitarias para la vida diaria e incorpora lo ecológico —pero más glamoroso— y el cuero para el uso diurno. Balenciaga es una de las etiquetas que mejor reinterpretó en su pasarela esta línea con prendas en verde, naranja y turquesa.

Las prendas más destacadas serán los tops y las minifaldas de moldería compleja; el blazer arreglado que se usa arremangado, como prenda suelta para combinar con minifalda y pantalones anchos; las remeras largas para usar como vestido como las que propone la firma Celine; el denim de distintos lavados; la chaqueta corta y cuadrada tipo trench, con toques militares y estampados, como las que sacaron Giles o Miu Miu y vestidos que no marcan el cuerpo. Entre las prendas de esta línea se destacan las decoradas con avíos, piedras, lentejuelas, caracoles o adornos de madera. En cuanto a los accesorios, el Stret Warrior incluye tacos altísimos y sobres metálicos o fosforescentes.

* Soft Ilusionist: es la tendencia que revaloriza lo veraniego en su costado más naif y casual, remarcando una actitud positiva y alegre a la hora de vestirse. Es también un estilo que emerge como resultado de la crisis. No es lujoso sino muy natural, muy para esas chicas que suelen decir "no me importa lo que me pongo". Las prendas insignias de esta tendencia serán el pantalón baggy un poco más corto que como se venía usando o arremangado y en tonos pasteles; las remeras con dibujos de ilustradores, que serán las estrellas del próximo verano; los vestidos retro y coquetos con la cintura marcada, estilo años 30’ y 40’; la parka con brillo laminado; y overoles largos o con shorts, como bodies. En trajes de baño, se verán las trikinis con estampas delicadas. Los colores de esta línea son acuarelados: lila, lavanda, celeste, verdes suaves, naranja y rosados.

* Tribal Mixer: es una tendencia que continúa revalorizando lo folclórico, como se empezó a ver este verano. Esta línea etno-cool viene asociada a la naturaleza y pone en primer plano las prendas hechas como en casa y lo artesanal industrializado. Se verá en remeras étnicas, en jeans desgastados o tipo batik, en vestidos de origen indie o africanos, polleras y pantalones bohemios, coloridos y cómodos, y prendas que llevan avíos, cordones de colores y el eje puesto en las estampas a gran escala.

La moda del verano 2010/2011 vendrá creativa en formas, con mucho diseño pero sobre todo muy funcional para la vida cotidiana, sin excesos ni grandilocuencias, ni ropa muy ajustada, sino más bien voluble, y por lo tanto abarcará a cuerpos normales y por fin, si las marcas logran ajustar sus presupuestos, como dicta la tendencia mundial, será un poco más económica.

Argentina vs. Brasil

El clásico sudamericano parece perdido en el ámbito de la moda. Jorge Grimberg nació en Brasil pero desde hace años vive en Nueva York y trabaja como para Latinoamérica en Style Sight, una de las consultoras de tendencias más importantes.

—¿Cómo logró Brasil posicionarse en el mercado mundial de la moda?

—Cuando el diseño comenzó a tomar protagonismo en la industria. Muchas empresas en Brasil, como Havaianas, Melissa o Osklen han dado ese paso.

Esto no significa que nuestra industria esté más avanzada que la de Argentina, porque no es nada fácil en un contexto económico complejo. Pero en Brasil, por lo menos hace diez años tomamos conciencia de que queríamos crecer en el mundo, nos dimos cuenta de que no podíamos competir con India y China ni en precio ni en volumen y que tampoco podíamos competir en diseño con Francia, Italia o los Estados Unidos.

Entonces, había dos caminos: o nos cerrábamos al mercado interno o invertimos en diseño y le mostrábamos al mundo por qué nos debían comprar. Para eso tuvimos que hacer un trabajo muy duro de encontrar lo que teníamos de especiales. En un momento, nos dimos cuenta de que éramos los mejores haciendo ropa de playa y sandalias de plástico. Y hoy esos productos se exportan a todo el mundo. Creo que vendemos una idea, un estilo y un sentir: la alegría, el carnaval y nuestra rica naturaleza.

—¿Qué marcas argentinas cree que están bien encaminadas en este sentido?

—Hay varias que se están posicionado bien en el exterior, como La Martina. Esta marca habla de las raíces argentinas, del lujo del Polo, del campo y de Buenos Aires. Pero se puede hacer mucho más.

El cuero argentino es muy apreciado en todo el mundo y sin embargo no veo que se estén haciendo cosas muy interesantes en ese material. Las marcas argentinas deberán entender que no es necesario viajar a Londres, comprar un par de vestidos en TopShop y copiarlos. Eso ya no es sinónimo de moda. Pero también creo que hay marcas masculinas como Bensimon o Félix, que hacen colecciones completas, pensadas, y tienen puntos de venta bien desarrollados.

—¿Cuál será el desafío de los nombres propios del diseño?

—Lograr una proyección global. Deben entender que no pueden hacerlo solos y después trabajar con grandes grupos. En Brasil, Alexandre Herchcovitch se unió a un gran grupo que produce sus desfiles en Nueva York, le abrió una tienda en Tokio y lo colocó a nivel global. En la Argentina están trabajando separados y no se llega al exterior encerrado en una oficina por más talento que se tenga.

—La empresa para la que usted trabaja investiga nuevas formas de consumo en todo el mundo. ¿Qué cambios notó en estos últimos tiempos?

—Antes de la crisis mundial se usaba parecer rico, si es que no lo eras. Se usaban las marcas caras y los logos bien grandes. Pero en este último tiempo dejó de ser interesante salir a la calle cargando marcas y joyas.

Se tiene otra percepción de lo que es ser cool o estar a la moda. Se prioriza más la creatividad, los materiales con que están hechas las prendas y el confort. Se prioriza sentirse bien antes que llamar la atención. Las marcas que logran captar esto salen adelante y las otras quedan en el camino porque no ofrecen opciones a sus compradores. Marc Jacobs lo logró, es una marca de lujo pero saca colecciones puntuales de prendas que cuestan 20 dólares. Hay una nueva forma de comprar y de vestirse, mucho más consciente. En Nueva York, durante la crisis, las tiendas estaban vacías y en la de Marc Jacobs había cola.

—¿Qué otras marcas han logrado el cambio?

—Algunas tiendas grandes como H&M, que es barata por naturaleza. Este tipo de tienda no existe en la Argentina y en otros países de Latinoamérica, no existen tiendas que vendan prendas de tanta calidad por diez pesos. Pero además, ellos venden lujo para grandes poblaciones.

—¿Cómo explica que firmas como Louis Vuitton subsistan cuando sus carteras se copian exactas y se venden en el mercado paralelo?

—Primero, porque al que compra en Louis Vuitton no le gustan las imitaciones.

Esta firma, como tantas otras, después de la llegada de tiendas como Zara y H&M o el mercado paralelo de las imitaciones, han tenido que hacer cambios gigantes en sus estructuras, en su diseño y en sus tiendas, para seguir vendiendo carteras de 2 mil dólares. El diseño que hace Marc Jacobs para Louis Vuitton es cada vez más exquisito, las bolsas son cada vez más geniales, son verdaderas obras de arte, y sus tiendas y sus campañas son cada vez más sorprendentes. Y sus clientes responden.

Los bolsos clásicos de esta firma sí se pueden copiar, pero los que hacen ahora son tan complejos y los materiales tan exclusivos que es imposible calcarlos. Ellos impresionan en el mercado permanentemente y por eso se mantienen vigentes.

Más información en www.visiones-tendencias.com.ar

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