El algodón es la fibra natural más utilizada por la industria textil en el mundo. Este material se suele considerar mejor desde el punto de vista ambiental que otros sintéticos, pero la realidad es que tiene también impactos importantes.
¿Cuáles son las fibras más respetuosas con el medio ambiente para confeccionar ropa? La organización europea dedicada a la moda sostenible MADE-BY elaboró hace dos años una clasificación ambiental de estos materiales.
En este trabajo se cataloga las fibras en función de seis impactos distintos en su proceso de producción, hasta que están listas para transformarse en tejidos: la emisión de gases causantes del cambio climático, su toxicidad en humanos, su eco-toxicidad, su consumo de energía, su consumo de agua y la cantidad de tierra necesaria para los cultivos(1). De esta forma, se clasifica cada material con una letra de la A a la E. Según estos criterios, en la parte alta de este ranking ambiental, en la categoría A, aparecen el algodón reciclado, el nailon 6 reciclado, el poliéster reciclado, el cáñamo de agricultura ecológica y el lino de agricultura ecológica. Para la organización MADE-BY, éstas serían las fibras más respetuosas con el medio ambiente para vestirnos.
En el segundo puesto, con la B, se coloca al algodón de agricultura ecológica o al lyocell (una nueva fibra elaborada a partir de celulosa de los árboles, sobre todo, eucaliptos). En la letra C, se sitúa al cáñamo o al lino convencional. Y no es hasta las últimas categorías, con las letras D y E, que se encuentra el poliéster virgen o el algodón convencional, junto a la lana o el nailon 6 virgen (otros materiales como la seda o el cuero no son incluidos en ninguna categoría por falta de datos).
Los propios autores de este trabajo, Brown & Wilmanns Environmental, reconocen que este ranking ambiental tiene muchas limitaciones, pero este es una de las pocas comparativas que analizan todas estas fibras a la vez. También hay que tener en cuenta que el impacto de cada fibra puede cambiar de forma considerable según su procedencia concreta y puede haber otros criterios diferentes para elaborar una clasificación así. Con todo, llama la atención que las dos fibras más utilizadas en el mundo para el textil, el poliéster y el algodón, sean de las que aparecen peor situadas.
En cuanto a las fibras recicladas, en realidad se trata de los recortes recuperados de las mesas de los talleres. Hoy en día, resulta muy difícil reciclar ropa usada por la gran mezcla de materiales utilizados y la complicación de volver a separarlos para transformarlos de nuevo en hilo con el que tejer otra vez.
“Esta es una cuestión que se debe desarrollar más, es de cajón que se tienen que reutilizar las materias primas”, asegura Sandra Castañeda, directora europea de la organización Textile Exchange, que explica que hoy no se puede convertir una camiseta desechada en otra camiseta. “Se puede reconvertir en fibra de menos calidad para un vaquero o para unos calcetines, pero existen dificultades técnicas para transformar esa camiseta usada en hilo con la resistencia y la calidad necesarias para confeccionar una nueva”. “Ahora mismo lo que se está haciendo con la ropa usada, la que no se puede revender de segunda mano, es convertirla en trapos o rellenos, o pasarla a la industria del automóvil o de los aislantes”.
En el caso de la camiseta de algodón, son muchos los impactos directos o indirectos que deben ser tenidos en cuenta: la ocupación de tierra necesaria para el cultivo de la planta, los agroquímicos empleados, la energía utilizada en su transporte, el uso de tintes y otros químicos… Una de las cuestiones más delicadas es la del agua. El holandés Arjen Hoekstra, el padre del concepto de huella hídrica, estima(2) que para fabricar una camiseta de algodón de 250 gramos de peso se requieren unos 2.900 litros de agua. Esto se refiere tanto al cultivo del algodón como a los procesos posteriores para la confección de esta prenda. En comparación, unos pantalones vaqueros de 1 kilo requerirían de unos 11.800 litros y un bastoncillo de algodón de 0,33 gramos unos 4 litros.
¿Es mucho 2.900 litros de agua para una sola camiseta de algodón? Pues, como ya hemos explicado en Eco Lab con una Coca Cola o con una pizza margarita, eso depende sobre todo de dónde salga el agua. Esta estimación se ha realizado a partir de valores medios, que consideran que de todos estos litros empleados en la confección de la camiseta, 1.230 litros son de riego (agua azul), 1.110 litros son de la lluvia (agua verde) y 600 litros son los que quedan contaminados (agua gris). El impacto de la camiseta será muy distinto dependiendo de dónde se haya cultivado el algodón. Como incide Hoekstra, el 53% de los campos de algodón de todo el mundo son de regadío. Y los principales productores de algodón son China, EEUU, India, Pakistán o Uzbekistán, siendo muy escasa el agua en algunas de estas regiones.
Fuente: El País.com - ecolaboratorio por Clemente Álvarez
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