Fuente: Fashionmag
El trofeo de algo más de seis kilos y 36 centímetros de oro de 18 quilates y con una base de malaquita semi-preciosa, se desplazaba hasta ahora en una caja metálica o incluso en una bolsa de deporte para pasar inadvertida, como contó el director de márketing de la FIFA, Thierry Weil.
"A partir del 4 de junio, cada vez que el trofeo viaje, sin importar la distancia o el destino lo hará en este estuche", explicó el representante de la organización en un acto en París.
El maletín fue diseñado y confeccionado a mano por tres personas, entre ellas Patrick-Louis Vuitton, descendiente del célebre artesano que trabajó para la emperatriz Eugenia y fundó la casa que lleva su nombre.
Hicieron falta cien horas de trabajo en los históricos talleres de la empresa en Asnières, a las afueras de París, para finalizar el envoltorio construido en madera de álamo -elegida por su "ligereza", "robustez" y "flexibilidad"- forrado con el emblemático estampado Monogram y protegido con latón en las esquinas, lo que le confiere un aspecto de los equipajes diseñados por la marca del lujo.
Para preparar el proyecto, Vuitton, que ostenta el cargo de director de pedidos especiales, se llevó el trofeo a su despacho, analizó su tamaño y su peso y concluyó que debía construirle una resistente maleta capaz de viajar en la cabina de los aviones.
Un asa "reforzada", una cerradura "robusta" y una apertura frontal y superior que facilita la extracción del trofeo son las características propias de este peculiar cofre.
"Tenemos el trofeo más reconocido del mundo" que hasta ahora viajaba en condiciones inapropiadas a su categoría, por lo que la FIFA se planteó dotarle de su propia maleta, indicó el directivo de la FIFA.
"¿Quién mejor que el mejor fabricante de maletas para este pedido?", se preguntó Weil.
El envase ha sido regalado por la casa de lujo, aunque los responsables no han querido desvelar el coste de fabricación.
Para dar por presentado el estuche, la modelo Naomi Campbell fue la encargada de introducir una réplica de la Copa del Mundo -la original ya está en Suráfrica- en el maletín, en un acto que tuvo lugar en la sede de la firma en la exclusiva calle Montaigne de París.
Louis Vuitton se hizo famoso a mediados del siglo XIX por sus baúles, sobre todo por aquellos de tapa plana que podían ser apilados en los primeros viajes en tren, por lo que algunos clientes empezaron a dirigirse a su firma para pedidos especiales.
Por ejemplo, el baúl-cama plegable que le encargó el explorador Pierre Savorgnan de Brazza y con el que recorrió África, o, más recientemente, el estuche para Ipod con altavoces incluidos, confeccionado para el diseñador Karl Lagerfeld.
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