martes, 5 de octubre de 2010

Lo autoritario de la moda quedó para el siglo XX

Entrevista a la socióloga Susana Saulquin sobre la sociedad y el vestir.

Fuente: Ámbito Financiero
Por Soledad Ytuarte

Entre las tantas frases recordadas de la gran Gabrielle "Coco" Chanel, una se perpetuó: "La moda pasa de moda, pero el estilo jamás". Mucho más se ha dicho sobre lo efímero de la moda pero nadie había hablado sobre su muerte.

Susana Saulquin es socióloga del vestir, coordinadora académica de la carrera de Diseño de Indumentaria y Textil de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Directora del Instituto de Sociología de la Moda. Su último libro titulado "La muerte de la moda, el día después", postula a través de esta metáfora el fin de la moda autoritaria, del consumo exagerado y de la masividad, entre otros conceptos. "Las redes sociales como Facebook o Twitter vienen a dinamitar la sociedad tal cual la conocíamos", sentencia.

¿Pero qué se viene después de la moda como la conocemos? Aunque "todavía no tenemos el diseño de la forma de vestir del siglo XXI", la especialista anticipa en una entrevista con Ámbito Premium, el advenimiento del diseño de autor, el surgimiento del individualismo y la aplicación cada vez más notoria de nuevas tecnologías a las prendas de todos los días, como camisetas anti-transpirantes o pijamas con efectos somníferos.

Ámbito Premium: ¿Qué es la moda y cuándo empieza a ser un objeto de estudio?

Susana Saulquin: Si bien la moda empieza en 1350, ya que tiene 600 años de vigencia, la moda como la conocemos se organizó después de la Revolución Industrial en 1860. Allí se pasa de una etapa de la nobleza o aristocracia que era la única que usaba moda, a un sistema de la moda. Surge, por un lado, la alta costura y confección seriada, por el otro, una burguesía industrial a la que lo que realmente le interesa es organizar un sistema de producción y consumo. Esta moda tiene su momento culminante a partir del año 1860, es decir con la cultura de masas. Edgar Morin, un sociólogo francés, dice que a partir de la muerte de Kennedy en 1963, se armó en el mundo una red planetaria nerviosa de comunicación, que dio camino a lo que se llama la mundialización de la cultura o la globalization económica. En esa red nerviosa planetaria de comunicación tuvo un gran impacto la crisis del petróleo del año 1973. Cuando los capitales salen de las fronteras de los países y empiezan a circular de manera muy fuerte, se empieza a formar una interdependencia económica y financiera entre los países, que sobrevuela las economías de los países. Esto fue generando una forma de actuar, de producir y de consumir a nivel masivo. Y esa masividad tiene un golpe con el atentado contra las Torres Gemelas en tierra norteamericana. Yo le doy mucha importancia a ese lapso que va entre 1995, y 2020, al lapso de 1963 a 2001, cuando la moda, como cambio periódico de vestimenta que viene de tendencias que salen de países productores, llega a su máxima expresión, sobre todo en la década del 90 en la que la que empiezan los fashion weeks, las grandes producciones de moda, etc.

Á. P.: El libro habla de una ma-sificación y de la globalización tecnológica pero al mismo tiempo menciona el resurgimiento de las individualidades. ¿Cómo coexisten estos conceptos?

S. S: Con el atentado a las Torres Gemelas, el mundo entero entró en estado de shock, y empezó a haber un tránsito de un modelo anterior, que era lineal, racional, o científico, de observación y experimentación, a un modelo complejo de sociedad. Esta complejidad hace que esté todo entretejido y se piensa en red, donde todo el mundo tiene su lugar y su rol importante. La totalidad de la sociedad como se manejaba antes empieza a tener menos importancia y sus partes, los individuos, empiezan a tener mucho peso en el consumo, en las decisiones, en todo. Es una sociedad que pasa de una cultura racional a una cultura compleja donde las individualidades tienen mucho peso.

Á. P.: Esto está vinculado seguramente al auge de lo que se llama "Street Style". Antes había un modelo más vertical que iba del diseñador a la calle, y ahora hay un intercambio en ambos sentidos, que tiene que ver con las individualidades.

S. S: Claro. Y todo este cambio se intensifica muchísimo con la gran crisis de 2008. En septiembre de aquel año, los países, sobre todo, Inglaterra y Estados Unidos, entran en crisis. Dos países con modelos angloamericanos que sostenían la cultura de masas. La sociedad masiva había generado estrategias de masividad muy fuertes, de homo-geneización, de estandarizar todos los productos, de democratizarlos y hasta de vulgarizarlos. Esas estrategias que eran masivas empiezan a no tener mucho sentido, porque ya no son los que dictan la moda. Las redes sociales, por ejemplo, como Facebook o Twitter, vienen a dinamitar la sociedad tal cual la conocíamos. Todos estos fenómenos impactan en las modas autoritarias. Por eso en mi libro hablo de la muerte de la moda. Lo que muere es esa forma autoritaria de hacer ropa, tendencias autoritarias que te obligan a usar determinada cosa porque se usa.

Á. R: De hecho, hoy estamos viendo una tendencia al "todo vale" en la moda

S.S: Porque lo que importa es eso ahora, los individuos y su bienestar. Ya lo que es la moda, la elegancia, son conceptos que quedaron para el siglo XX. Además, y esto es una hipótesis que planteo en la introducción, desde 1995 que es cuando se masifica Internet al 2020, hay dos sociedades que actúan al mismo tiempo. La sociedad industrial con la moda, todavía, y la sociedad digital, que más que moda tiene diseño independiente, de autor. Por eso los circuitos, Palermo, Recoleta, Córdoba, Rosario, Mendoza, Chaco, son increíbles. Antes dependían de Buenos Aires y Buenos Aires de París.

Á. R: Imagino que a esta tendencia también se atribuye la llamada moda étnica y la vuelta a las raíces en muchos diseñadores.

S. S: Totalmente. A partir de 2001 cuando caen las Torres Gemelas y cuando empieza el siglo XXI, la felicidad está en el cuidado de los recursos, del planeta y de las personas. En el siglo XX, en cambio, la felicidad estaba en el consumo.

Á. R: ¿Cómo se posicionan los diseñadores en esta etapa de transición?

S. S: Se ve en las semanas de la moda, donde conviven grandes marcas masivas que se defienden tratando de incorporar diseñadores. Así como los objetos se customi-zan, también se customiza la ropa, y se hace producido localmentepero para ser interpretado y vendido globalmente.

Á. R: ¿La Argentina acompaña este proceso o todavía está ajena a esta tendencia?

S. S: Hay muchas diferencias. Como en tantas cosas, somos atí-picos. En primer lugar, en la Argentina nuestro fuerte es el diseño independiente. Nuestra característica, a diferencia de Latinoamérica, es que las grandes marcas son de capitales argentinos. No tienen éxito las grandes marcas masivas a nivel mundial. Eso es único en el mundo.

A. R: De hecho, algunas grandes marcas duraron poco.

S. S: Claro y no es porque no haya dinero acá. Tenemos esa cosa de que no somos masivos, tenemos el gen de la creatividad como sea. La idea es ser creativos.

A. P.: Incluso mucho diseño parte de aquí hacia el exterior

S. S: De hecho en 2005, la UNESCO nos nombró capital del diseño. Somos creativos. Pasamos, pendulares como somos, de la copia a tener el diseño independiente.

Á. P.: Más allá de la creatividad y del diseño independiente, ¿en qué situación se encuentra la industrial local?

S. S: La industria local ha desarrollado anticuerpos para defenderse a través de décadas de reglas del juego que cambian permanentemente. La industria local ha sido fabulosa hace 100 años, luego en el 76 empezó a decaer mucho, y luego vino todo el período de apertura de las exportaciones con lo cual cayó muchísimo. Sin embargo, a partir de 2003 comenzó una recuperación sumamente interesante de puestos de trabajo, aperturas, reaperturas de fábricas que estaban cerradas, polos industriales, tintorerías industriales, etc.

Á. P.: ¿Qué podemos esperar después de la muerte de la moda?

S. S: Después vienen cosas muy interesantes. Son caminos que se van a ir perfilando hacia 2020. Una parte muy importante es el "vintage". Grandes grupos de población que ya no están empujados a ese consumo sí pueden recuperar y renovar y darle una vuelta a los productos viejos. El gran ejemplo actual es la iniciativa Sr. Amor. El trueque es otro. Y un tercer camino tiene que ver con el diseño interactivo, como por ejemplo camisetas antitranspi-rantes o antimosquitos, o el pijama que te hace dormir. Es una tendencia a la que la industria se tiene que amoldar. Los laboratorios de medicamentos por ejemplo ya empiezan a pensar en un área textil, porque saben que en un futuro en lugar de tomar un sedante la persona podrá vestir una prenda que tenga el mismo efecto. Esto habla de otra tendencia que es la colaboración entre las distintas disciplinas. Por otro lado, la esclavitud ya no puede estar presente en el siglo XXI, hay que pagarle al tallerista lo que realmente se le tiene que pagar. Tiene que haber una transformación muy grande. La ideología del siglo XXI es precisamente cuidar los recursos y a la gente. Ya no va a ser gracioso tener una prenda muy cara, que haya sido hecha por gente explotada. El desprestigio va a ser tan grande para las marcas que no cuiden sus recursos que ya no van a poder siquiera vender. No va a ser rentable.

Á. P.: ¿Qué va a pasar entonces con lo autoritario de la moda?

S. S: fustamente, en el día despues de la moda, lo que desaparece de ésta es ese aspecto autoritario que se basaba en conceptos del siglo XX: producción exagerada, consumo máximo, industrialismo y descuido de los recursos.

Á. P.: Si tuviera que elegir referentes máximos de la moda a nivel mundial, ¿cuáles serían?

S. S: Siempre ha sido muy importante Alexander McQueen, Issey Miyake, Hussein Chalayan es fantástico, porque está en el futuro, me interesa el brasileño Ronaldo Fraga y de aquí, tenemos mucha gente que admiro, como Vero lvaldi, Pablo Ramírez, Jessica Trosman, Cora Groppo, Kostüme, tenemos muchos diseñadores muy buenos.

Á. P.: En la historia hay figuras que han cambiado la moda, como Chanel o Levi Strauss, ¿puede haber una nueva Chanel o está todo inventado?

S. S: Nunca está todo inventado. Esos grandes nombres fueron grandes porque hicieron un producto que cambió la vida de la gente. Creo sin embargo que cada sociedad y etapa histórica tiene una forma de vestir, y todavía no tenemos el diseño de la forma de vestir del siglo XXI. Metafóricamente puedo decir que podemos acercarnos cada vez más a una túnica como prenda emblemática, porque cuando vos dejas de pensar tanto en el vestido y te espiritualizas más, la tendencia es hacia un despojamiento. -

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