martes, 25 de enero de 2011

La última moda en el negocio de la ropa

El sector está al limite de la capacidad en algunos rubros y sufre la falta de mano de obra.

Fuente: La Nación

Los cuellos de botella son la última tendencia de la industria de la moda y la indumentaria, un sector pujante cuya consolidación enfrenta varios obstáculos: los altos costos, causados en parte por la falta de mano de obra especializada; la ausencia de una industria que ofrezca mayor variedad y calidad de tejidos, y la capacidad colmada en varios eslabones de la cadena de valor, como la hilandería y la confección. No obstante, la expansión no se detuvo, sobre todo gracias al impulso del diseño de autor argentino, cada vez más reconocido internacionalmente.

El glamour característico de esta industria suele ocultar una extensa y compleja cadena de valor en la que conviven productores de fibra, hilanderías, tejedurías, tintorerías, confeccionistas, diseñadores textiles y de indumentaria, y plataformas comerciales. El sector comenzó a recuperarse en 2002, luego de la devaluación del peso, y viene creciendo gracias al talento de diseñadores y confeccionistas, y a las barreras administrativas a la importación impuestas por el actual gobierno. Según la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), toda la cadena emplea a unas 150.000 personas, la mayor parte de las cuales trabajan en locales comerciales.

"La Argentina es pionera en ideas e innovación, pero la industria no logra situarse a la altura de esas mismas consideraciones. Sus dificultades para crecer le impiden solventar la producción industrial de prendas con diseño. La industria está al 90% de su capacidad y hay demasiados matices de calidad y precio", analizó Gabriela Mussuto, directora de la licenciatura en Diseño Textil e Indumentaria de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). Muchas de las marcas que exportan sus diseños trabajan con telas importadas, algo de lo que prefieren no hablar por temor a las restricciones aduaneras. Varias empresas de diseño también financian la capacitación del personal de talleres de confección.

"Las inversiones más importantes se hicieron en los estadios primarios, capital intensivo, como la hilandería, la tejeduría y la tinturería. En la confección tenemos un cuello de botella que frena la cadena y no permite que se desarrolle en todo su potencial. Es el eslabón más mano de obra intensiva, este problema se soluciona básicamente con capacitación", se defiende Pedro Bergaglio, presidente de la Cámara del Sweater y de la Fundación Pro Tejer.

Aunque en lo estrictamente textil, Brasil (por su enorme mercado interno) y Colombia (por su tradición textil) son los referentes de la región, las marcas de indumentaria y los diseños de autor argentinos vienen ganando posiciones rápidamente en América latina, donde los locales propios o franquicias de marcas nacionales ya tienen una fuerte presencia. Los gobiernos nacional y porteño impulsan fuertemente esa internacionalización ayudando a las empresas a participar de ferias y rondas de negocios.

En New York Fashion Week de 2010 se presentaron Cardón, Eufemia y Benito Fernández, impulsados por la Subsecretaría de Comercio Internacional de la Cancillería. La Martina tiene locales exclusivos en países europeos y algunos mercados exóticos, como el Líbano y Dubai. Martín Churba, que además elabora sus propios tejidos, exporta con su marca Tramando a Japón desde 2004. Al Extremo Oriente también llegan Juana de Arco y Kostume. Hermanos Estevecorena lo hace a Estados Unidos y España. Otras marcas que se abrieron camino en el exterior son Kosiuko, Trosman, Kostume, Caro Cuore, Ayres, Vitamina y Cheeky. "Aunque queda un extenso camino por recorrer en el tema calidad, varias marcas argentinas compiten con buen rendimiento", afirmó Mussutto.

Polo en el Sur
En 2010, las importaciones de bienes de capital, piezas y accesorios destinados a aumentar la capacidad de producción aumentaron un 64% con respecto a 2009. Según datos de Pro tejer, el total de los bienes importados, sumado al costo de la nacionalización y puesta en marcha de la maquinaria, implica una inversión de $ 844 millones. "Además, doce empresas del sector presentaron proyectos de inversión en el Fondo del Bicentenario por $ 120 millones, de los cuales cuatro ya fueron sido aprobados", afirmó la ministra de Industria, Débora Giorgi. Esos proyectos están en el ámbito de la hilandería y tejeduría.

En la ciudad, apuestan todo al proyecto Barracas, distrito del diseño. "Queremos generar integración en la cadena de valor mediante el desarrollo de un cluster de moda y diseño con este proyecto, pensado para revitalizar la zona sur mediante la relocalización de una parte de la industria de moda y diseño con beneficios impositivos y asistencia financiera preferencial", explicó Enrique Avogadro, director de Industrias Creativas y Comercio Exterior de la ciudad

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