viernes, 6 de mayo de 2011

Una apuesta por el trabajo digno

En el CDI trabajan 60 costureros rescatados de los talleres clandestinos.
Tras cumplirse cinco años del trágico incendio del taller textil que descubrió el drama de la esclavitud en el sector, el INTI continúa promoviendo el trabajo formal y la producción eficiente desde el Centro Demostrativo de Indumentaria de Barracas.

La tragedia se encontraba aquí: en Floresta, en Caballito. No hacía falta viajar a la India o a Pakistán. A partir de una fatalidad -la muerte de cuatro menores y dos adultos en el incendio del taller clandestino de la calle Luis Viale en 2006-, esa identidad difusa llamada “opinión pública” tomó nota del drama de los costureros en la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores. “Extrema vulnerabilidad de los trabajadores, jornadas de trabajo extensísimas, paupérrimos salarios, ausencia de condiciones mínimas de seguridad e higiene”; y en el peor de los casos, trabajo infantil y utilización de mano de obra esclava, son la constante que atraviesan los costureros de los talleres informales aún hoy en nuestro país.

Frente a este cuadro que involucra a treinta mil costureros, y en respuesta a las demandas que los colectivos y organizaciones sociales que los agrupan -entre ellos la Fundación La Alameda-, surgió en el año 2006 una propuesta conjunta de distintos niveles estatales: el Centro Demostrativo de Indumentaria de Barracas (CDI).

El proyecto -que demandó tres años de trabajo desde la formulación a su puesta en funcionamiento- centró su objetivo en la intervención en el sector de la confección de indumentaria textil, fomentando la creación y fortalecimiento de talleres de producción, servicio y comercialización radicados en la Ciudad de Buenos Aires, mediante la cesión de un espacio físico modelo para el desarrollo y la capacitación en el oficio. La iniciativa fue encarada conjuntamente por el INTI, que diseñó el proyecto y asesoró sobre los aspectos productivos y de gestión a los talleres seleccionados; el Ministerio de Producción de la Ciudad de Buenos Aires, que compró y acondicionó el inmueble; y los Ministerios de Desarrollo Social y de Trabajo de la Nación que financiaron máquinas e insumos. Finalmente, el 1° de julio de 2009, el CDI abrió sus puertas con la participación de tres cooperativas textiles que comenzaron a realizar sus tareas productivas en el predio, con la misión de establecer estrategias de trabajo conjunto con el sector empresario, procurando un avance en las condiciones de trabajo, la mejora de la producción y el crecimiento del valor agregado en este eslabón de la cadena productiva.

La planta industrial

El predio elegido, ubicado en el barrio de Barracas, cuenta con una superficie de 1.200 metros cuadrados distribuidos en una nave industrial y oficinas. El INTI acompaña actualmente a estos grupos productivos en la organización industrial, gestión empresaria y tras las correspondientes capacitaciones en los modelos de confección, la comercialización y las distintas inquietudes de los trabajadores para el desarrollo del proyecto industrial. Al día de hoy desarrollan sus actividades en el CDI cinco talleres: Cooperativa Cildañez 6 (producción en Denin y ropa de trabajo); Cooperativa Deán Funes (tejeduría de punto y confección de prendas finas); Cooperativa 1º de Julio (confección en tejido de punto y plano); Cooperativa Hilvanando Ideas (confección en tejido de punto); y la Asociación “Yo no Fui” -que trabaja en proyectos artísticos y productivos con mujeres privadas de su libertad- entre las cuales suman unos 60 costureros estables en el predio. A su vez, otros cuatro emprendimientos están realizando los trámites para participar en el proyecto.

Desde su inauguración hasta la fecha, pasaron por el CDI más de 150 trabajadores rescatados de talleres clandestinos, muchos de los cuales lograron reinsertarse formalmente en empresas del sector, otros cambiaron de rubro y otros regresaron a su país. En cuanto a lo productivo se confeccionaron productos para diferentes firmas y, en el marco del Programa Guardapolvos del Ministerio de Desarrollo Social, se realizó el corte de más de 30.000 guardapolvos, al mismo tiempo que se confeccionó un importante número de estas prendas. A su vez, la adhesión al Programa Compromiso Social Compartido del INTI permitió el desarrollo de una línea integral de ropa de trabajo y la participación en licitaciones y compras de distintos organismos nacionales (INTI, Ejército Argentino y Ministerio de Ambiente y Espacio Público del GCBA, entre otros). Por último, en diciembre de 2010, las cooperativas Cildañez 6 (jeans de hombres), 1° de Julio (vestidos de dama), Hilvanando Ideas (ropa de niños) e Integración Sur (remeras) pudieron lanzar productos propios bajo la marca colectiva “MIND” impulsada por el INTI.

Fuente: INTI - Revista Saber Cómo -

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